18 de marzo de 2014

Moralidad




 ¡Qué ganas tenía, tras estas últimas entradas, de volver a meditar, a reflexionar despreocupadamente!

 Pues eso;
 que estaba meditando sobre la libertad, sobre la capacidad que tenemos de elegir, de comportarnos, de discernir entre lo que está bien y lo que está mal.
 En definitiva; sobre los valores y la moral.


 Esa serie de normas éticas o morales que nos rigen, tienen mucho que ver con la cultura y también con las religiones. 

 Nietche dijo; "Dios ha muerto" 
 Dostoievski  fue más allá y añadió "Si Dios ha muerto, todo está permitido".


       ¿Todo está permitido?...


...pero en mi caso, hay algo que se llama conciencia o "pepito grillo" y me está diciendo,
  que he hecho algo que no está bien y que me he pasado.
 Sí.
 Me lo comí todo y...no tendría que haberme zampado también la comida de los pájaros silvestres.



 Pero lo bueno y lo malo no es universal. A lo largo de la historia, la consideración de lo que está bien y lo que está mal ha cambiado.
Para unas culturas hay acciones que son absolutamente normales y aceptables y sin embargo para otras son una barbaridad.


¿Respetaríamos las normas si no viviéramos en sociedad?
 ¿Puede ser que nos comportemos, dentro de lo establecido como correcto, por miedo al castigo o a la consideración social?


 Podría preguntaros que qué pensáis sobre esto de la moral, si os parece necesario que haya reglas y quién tiene que determinarlas y juzgar esas reglas.
 Es posible que creáis que no, que nadie tien que imponer nada y cada uno puede hacer lo que quiera y debe tener sus valores...o no debe.


 Podría ser un buen debate, si queréis entrar en el... ya sabéis: sois libres de decidirlo.


 Definitivamente, las semillas y sobretodo las cáscaras de las pipas de girasol, 
me están dando una digestión pesada y mi barrigota se resiente.

 Mi reflexión de hoy es:

 "Si comes pipas, cómelas peladas,
 tu intestino te lo agradecerá".






11 de marzo de 2014

Ocultismo


 He estado unos días sin  mi familia, y eso también incluye a Renato.
 Los dos estábamos en casa, pero nos dejaron separados por una puerta. Me dijeron que lo hacían así porque saben que yo comería todo lo que encontrase, estuviera en mi plato o en el de Renato.

 Dos veces al día venían mis tíos a darnos de comer, decirnos cosas y limpiarnos los areneros. 
 La primera vez que entraron en casa, parece ser que Renato se quedó algo parado, pero enseguida empezó a frotarse contra ellos. La segunda vez que fueron, salía disparado a ponerse delante del comedero y esperar su sobre de comida húmeda.
Yo no. A mi casi ni me vieron.
 Por eso ahora en lugar de llamarme Carlitos el Ocupa, me llaman Carlitos el Ocultista, porque en cuanto oía la llave en la puerta, corría a ocultarme. 
Mi tía se asomaba a mi escondite, que es arrimado a la pared detrás de una mesa,
 y con voz suavecita y amistosa me decía: "Carlitos"...y más cosas para intentar tranquilizarme.
 Pero yo no quise salir nunca, aunque oyera que Renato hablaba con ellos.
Se me han hecho muy largos los días y las noches, lo que hacía era dormir y dormir, comer
y esperar a que volviera mi familia.
 La alfombra en la que me gusta revolcarme y descolocar, estaba como me la dejaron porque no jugué nada.
Pero ahora ya sí y aquí estoy dando saltos con Rata Gris.

 Y he estado algo triste porque me di cuenta de que lo mismo el día que se fueron, que ayer noche cuando regresaron, no estaban animados.
Aunque mi madre sí se puso feliz al vernos, lo noté porque a pesar de que estaba muy cansada, estuvo en el sofá con nosotros dos encima, hasta más de las 2 de la mañana. Eso sí, se quedó dormida. Creo que nuestros ronroneos a dúo, la relajaron mucho.

Me contó que si hubiera sido otro tipo de viaje, le hubiera encantado ir a visitar  a Apolo y familia.
 A Blanquita y la suya...
 pero sí que ha visto a Noa (Natividad, la gatita de la ventana) que ha crecido mucho, está preciosa,  y como yo, también es "ocultista" cuando hay visitas.
 Como se que su familia (y mía) me lee, les mando a Juan, Rocío, Manuel y Noa un abrazo muy fuerte. Renato me dice que también quiere darle a Juan un abrazo fuerte y ánimo. Y un guiño a Manuel, porque cuando se conocieron hicieron buenas migas.



 Ahora voy a intentar que me den comida extra poniendo cara de gato bueno y abandonado.
No creáis que les hago chantaje, es lo que me merezco por haberme dejado tanto tiempo solo.


  ¡Ah! Y tengo una noticia estupenda: la buena suerte que ha tenido la gatita siamesa que estuvo en casa. Hace tiempo que una señora la ha adoptado, la quiere mucho y le consiente todo. 

 Y meditando sobre la suerte, mi reflexión: 
 "La mala suerte, ya que es mala, no debería existir"


 Y lo de Carlitos el Ocultista ya nada, que hoy he estado todo el día bien visible.
 Incluso mi madre dice que parece que se me ve más...que estoy más abultado y no se que de racionamiento
¡Qué miedo me da!